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La Pregunta Poderosa, un disparador para el Cambio

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Durante una sesión de Coaching con un cliente, cuando hago preguntas poderosas, aquellas que nos hacen tomar conciencia de los pensamientos y sentimientos más profundos, puedo leer en sus caras y en todo el lenguaje corporal, esa reacción que me dice «Acabo de darme cuenta de algo».

Como Coach, siempre estoy buscando información sobre preguntas poderosas. Esta es una de las herramientas más importantes que tenemos los Coaches. Mi camino para mejorar mis habilidades con esta herramienta se puede describir como un paso a paso. Lo que quiero decir es que mis comienzos fueron con las preguntas típicas para Co-crear la relación con el cliente, y cosas como comprender la importancia de usar qué, en lugar de por qué, tener una comunicación directa y usar preguntas simples para ser más claro.

Más recientemente, he estado trabajando con esas preguntas que enfatizan el generar conciencia y facilitan el crecimiento del cliente. Lo que quiero decir es hacer preguntas como ¿por qué es esto tan importante para ti?, ¿quién eres cuando … ?, ¿cómo podrías aplicar los aprendizajes de esta sesión de Coaching a otras áreas de tu vida?, entre otras.

Cada pregunta da como resultado una respuesta, incluso si el cliente no responde la pregunta. Usted, como Coach, recibe la información adecuada para hacer la siguiente pregunta, y así sucesivamente. Por eso suelo decir «Hacer preguntas en la sesión de Coaching es como bailar»; requiere atención, flexibilidad, compasión y estar presente todo el tiempo.

Obviamente, la atención es un requisito de comunicación siempre. Es necesario poner todos nuestros sentidos en esta conversación especial. Esta persona, sentada frente a usted, pone toda su confianza en esta conversación. La falta de su atención no sólo es una ofensa para este ser humano, sino que también ignora la oportunidad de decidir su próxima pregunta poderosa.

Flexible como el bambú cuando pasa una tormenta. Esto significa poder adaptar su ritmo al ritmo del cliente. Bailar con el cliente en este momento. Para poder seguir sus caminos, cambiar según sea necesario. No olvide que su cliente decide cuál será la conversación.

La compasión es ese sentimiento que proviene de lo más profundo de nuestro ser. Es el amor universal que nos permite dar lo mejor de nosotros como Coach. Cada actuación en nuestras vidas que proviene de la compasión permite que la otra persona se refleje en nosotros como el mejor espejo que podemos ser.

Se entiende que cuando alguien le paga por cualquier servicio, está pagando por su tiempo y dedicación completa. Si esto es cierto para cualquier servicio, cuando estamos hablando de una sesión de Coaching es dos veces cierto. ¿Por qué es dos veces cierto? Debido al pago en sí, y porque al prestar atención, usted demuestra el valor de su cliente y también está listo para saber más sobre sus preocupaciones.

Para terminar con estas breves reflexiones, me gustaría dejarles con una cita de Sócrates (470 a. C. – 399 a. C.): “No puedo enseñarle nada a nadie. Sólo puedo hacerles pensar”.

 

Comunicación para mejorar las relaciones

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En todos los ámbitos de la vida escuchamos decir “es que tenemos problemas de comunicación”, o “no me escucha”, o no sé cómo decirle las cosas sin que se ponga a la defensiva”.

¿Qué es lo que realmente ocurre en todos estos casos?

Sin lugar a dudas, me atrevería a decir que hay tres fallas fundamentales que inciden en que la comunicación se rompa o en que se genere la sensación de que algo anda mal. Queremos imponer nuestros puntos de vista, no sabemos escuchar sin interrumpir y no sabemos cómo lograr que el otro esté en buena disposición para escucharnos.

La mayor parte de las veces esto ocurre de forma más grave en el ámbito familiar, y es porque con nuestros seres queridos es que más nos duele que no podamos comunicarnos. Porque nos importan y porque queremos vivir en armonía. Pero también suele ocurrir en el entorno laboral con personas importantes para el logro de nuestros objetivos.

Metodología sencilla y poderosa:

En cualquiera de los casos que la comunicación esté fallando recomiendo una metodología de tres pasos que casi sin excepciones tiende a dar muy buenos resultados.

Los tres pasos son: 1. Reconocimiento al otro, 2. Decir lo que me gustaría que mejorase, y 3. Ofrecer mi aporte para lograr la mejora esperada. Vamos a comenzar por describir cómo funciona cada paso, no sin antes mencionar que debemos explicar al otro que lo que vamos a hacer requiere su atención durante algunos minutos para que podamos cumplir los tres pasos sin ser interrumpidos. Además debemos escoger un momento y lugar apropiados. El momento debe ser cuando sepamos que el otro puede estar más receptivo, y el lugar debe ser un sitio neutral y tranquilo, donde no vayan a haber interrupciones.

¿Preparado(a) para comenzar?

  1. Reconocimiento al otro. Este paso consiste en decir al otro las cosas que apreciamos de él (o ella). Lo que consideramos especial y hasta único, y que le aporta valor a la relación de ambos. Debe ser dicho de manera sencilla y sincera, sin excesos, pero también sin mezquindades. Al concluir este punto el otro estará más receptivo y agradecido del reconocimiento que le hemos hecho. Si había algún grado de resistencia con toda seguridad se habrá disipado y la otra persona estará dispuesto a seguir escuchándonos.
  2. Decir lo que me gustaría que mejorase. En esta etapa voy a expresar sin hacer críticas lo que desearía que mejorara de la relación con el otro. Es en este momento que diré cosas como: “me gustaría que pudiéramos hablar con más frecuencia de las cosas importantes para los dos”, “quisiera que nuestras reuniones se llevaran a cabo sin interrupciones de terceros”, “sería muy bueno que pudiéramos establecer las prioridades de lo que hay que hacer y quien es responsable de cada cosa”, y así todo lo que sea de importancia, de forma clara y tal y como visualizamos que debería ser. Y por último.
  3. Ofrecer mi aporte para lograr la mejora esperada. Debo expresar al otro todo lo que estoy dispuesto a hacer para que podamos lograr aquello que deseo que mejore. Debo decir lo que puedo aportar para el logro de dichas mejoras, sin ofrecer cosas que no vaya a cumplir. Por ejemplo pudiera decir: “te prometo que voy a reservar tiempo para nuestras conversaciones”, “me comprometo a desconectar el teléfono celular cada vez que vayamos a hablar”, “sé que algunas veces no te escucho, por lo que voy a prestar atención mientras hablas”.

Y finalmente…

Al completar mis tres pasos puedo invitar a la otra persona a hacer lo mismo, aunque es muy probable que no sea necesario que lo haga pues el otro tal vez tome la iniciativa y lo haga sin necesidad de invitarlo a hacerlo.

He recomendado estos tres pasos a muchas personas que han solicitado mi apoyo con sesiones de coaching, y la retroalimentación que he tenido ha sido siempre positiva. Así que te invito a ponerlo en práctica. Es recomendable que ensayes solo antes de reunirte con la otra persona. Te auguro éxito.

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