En todos los ámbitos de la vida escuchamos decir “es que tenemos problemas de comunicación”, o “no me escucha”, o no sé cómo decirle las cosas sin que se ponga a la defensiva”.
¿Qué es lo que realmente ocurre en todos estos casos?
Sin lugar a dudas, me atrevería a decir que hay tres fallas fundamentales que inciden en que la comunicación se rompa o en que se genere la sensación de que algo anda mal. Queremos imponer nuestros puntos de vista, no sabemos escuchar sin interrumpir y no sabemos cómo lograr que el otro esté en buena disposición para escucharnos.
La mayor parte de las veces esto ocurre de forma más grave en el ámbito familiar, y es porque con nuestros seres queridos es que más nos duele que no podamos comunicarnos. Porque nos importan y porque queremos vivir en armonía. Pero también suele ocurrir en el entorno laboral con personas importantes para el logro de nuestros objetivos.
Metodología sencilla y poderosa:
En cualquiera de los casos que la comunicación esté fallando recomiendo una metodología de tres pasos que casi sin excepciones tiende a dar muy buenos resultados.
Los tres pasos son: 1. Reconocimiento al otro, 2. Decir lo que me gustaría que mejorase, y 3. Ofrecer mi aporte para lograr la mejora esperada. Vamos a comenzar por describir cómo funciona cada paso, no sin antes mencionar que debemos explicar al otro que lo que vamos a hacer requiere su atención durante algunos minutos para que podamos cumplir los tres pasos sin ser interrumpidos. Además debemos escoger un momento y lugar apropiados. El momento debe ser cuando sepamos que el otro puede estar más receptivo, y el lugar debe ser un sitio neutral y tranquilo, donde no vayan a haber interrupciones.
¿Preparado(a) para comenzar?
- Reconocimiento al otro. Este paso consiste en decir al otro las cosas que apreciamos de él (o ella). Lo que consideramos especial y hasta único, y que le aporta valor a la relación de ambos. Debe ser dicho de manera sencilla y sincera, sin excesos, pero también sin mezquindades. Al concluir este punto el otro estará más receptivo y agradecido del reconocimiento que le hemos hecho. Si había algún grado de resistencia con toda seguridad se habrá disipado y la otra persona estará dispuesto a seguir escuchándonos.
- Decir lo que me gustaría que mejorase. En esta etapa voy a expresar sin hacer críticas lo que desearía que mejorara de la relación con el otro. Es en este momento que diré cosas como: “me gustaría que pudiéramos hablar con más frecuencia de las cosas importantes para los dos”, “quisiera que nuestras reuniones se llevaran a cabo sin interrupciones de terceros”, “sería muy bueno que pudiéramos establecer las prioridades de lo que hay que hacer y quien es responsable de cada cosa”, y así todo lo que sea de importancia, de forma clara y tal y como visualizamos que debería ser. Y por último.
- Ofrecer mi aporte para lograr la mejora esperada. Debo expresar al otro todo lo que estoy dispuesto a hacer para que podamos lograr aquello que deseo que mejore. Debo decir lo que puedo aportar para el logro de dichas mejoras, sin ofrecer cosas que no vaya a cumplir. Por ejemplo pudiera decir: “te prometo que voy a reservar tiempo para nuestras conversaciones”, “me comprometo a desconectar el teléfono celular cada vez que vayamos a hablar”, “sé que algunas veces no te escucho, por lo que voy a prestar atención mientras hablas”.
Y finalmente…
Al completar mis tres pasos puedo invitar a la otra persona a hacer lo mismo, aunque es muy probable que no sea necesario que lo haga pues el otro tal vez tome la iniciativa y lo haga sin necesidad de invitarlo a hacerlo.
He recomendado estos tres pasos a muchas personas que han solicitado mi apoyo con sesiones de coaching, y la retroalimentación que he tenido ha sido siempre positiva. Así que te invito a ponerlo en práctica. Es recomendable que ensayes solo antes de reunirte con la otra persona. Te auguro éxito.